Terapia hormonal como prometedor tratamiento para la depresión y ansiedad resistentes

Nuevas investigaciones revelan el potencial de las terapias hormonales, como el estradiol y la testosterona, en pacientes que no responden a los tratamientos convencionales para trastornos afectivos.

La depresión resistente al tratamiento (DRT) y los trastornos de ansiedad que no responden adecuadamente a intervenciones farmacológicas convencionales representan un desafío clínico significativo. A medida que la ciencia profundiza en la biología de la salud mental, las hormonas sexuales han emergido como moduladores clave del estado de ánimo y la regulación emocional.

Estudios recientes han mostrado que los cambios hormonales, particularmente los relacionados con los estrógenos y la testosterona, influyen directamente en la neurotransmisión y la plasticidad neuronal. En mujeres perimenopáusicas o menopáusicas, el descenso de estrógenos se asocia con un mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos. Investigaciones lideradas por la Universidad de Carolina del Norte y otras instituciones, han demostrado que el uso controlado de estradiol puede mejorar significativamente el ánimo en mujeres con DRT.

Del mismo modo, en hombres con hipogonadismo (niveles bajos de testosterona), la terapia de reemplazo hormonal ha mostrado beneficios en la reducción de síntomas depresivos y ansiosos. Un metaanálisis publicado en JAMA Psychiatry identificó mejoras clínicas en varones con terapia de testosterona, especialmente en aquellos con niveles hormonales bajos de base.

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Estas evidencias han impulsado ensayos clínicos controlados que actualmente investigan la eficacia y seguridad del uso de hormonas como coadyuvantes a los tratamientos estándar de salud mental. Sin embargo, expertos advierten que esta estrategia debe ser evaluada de manera individualizada, considerando factores de riesgo cardiovascular, antecedentes oncológicos, y parámetros endocrinos específicos.

El futuro de la psiquiatría podría contemplar no solo la neurotransmisión clásica, sino también la endocrinología de precisión como pilar terapéutico. En este nuevo paradigma, el enfoque médico se desplaza hacia un tratamiento más personalizado, que atienda la fisiología hormonal como clave del equilibrio neuropsicológico.

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